¿Te acaban de operar?
Antonio Barrasa Shaw • 9 de marzo de 2020
Afortunadamente, pasar por una intervención quirúrgica no es algo habitual para la mayor parte de las personas. De ahí, que en muchas ocasiones surjan dudas sobre qué hacer una vez que se ha retornado a casa. Normalmente los cirujanos damos instrucciones a los pacientes sobre las medidas a tomar, y éstas, por supuesto, prevalecen sobre las que aquí propongo. Pero como recibimos muchas dudas, expongo aquí algunas recomendaciones genéricas.
Lo primero es hacerse a la idea de que tras la cirugía lo que queda es la rehabilitación, pues la enfermedad ya ha sido tratada. Y la rehabilitación requiere una correcta alimentación y cierta actividad física.
1. Alimentación. En principio, y salvo que la cirugía se haya realizado sobre el intestino, no suele ser necesario hacer dietas especiales tras la intervención. En cambio, si es recomendable asegurar una buena ingesta de proteínas y vitaminas necesarias para la reparación de la cicatrización de las heridas.
Otra cosa recomendable, sobre todo si la intervención se ha realizado en el abdomen, es evitar el estreñimiento con una ingesta adecuada de fibra y líquidos. Es fácil comprender que con heridas en el abdomen es más difícil y doloroso el esfuerzo defecatorio.
2. Actividad física. Con las precauciones oportunas respecto al sitio de la intervención, no es nada recomendable permanecer en cama más que lo estrictamente imprescindible. Tanto la cirugía como el encamamiento suponen una disminución de la masa muscular que interfiere con la rehabilitación y la capacidad respiratoria del paciente. Los paseos, la fisioterapia respiratoria e, incluso, la ayuda de un fisioterapeuta son claves para conseguir una recuperación precoz y completa.
¿Le han sido útiles estos consejos?¿Tiene alguna duda o necesita alguna aclaración? Por favor, comente. Además de poderle aclarar las dudas, sus comentarios también serán útiles para otros pacientes. Gracias.

Resulta curioso ver cómo reacciona el ser humano. Muy pocas personas se lo piensan dos veces cuando les dices que hay que hacer una biopsia o extirpar una mancha que ha aparecido en una radiografía o un TAC y del que no eran conscientes, solo porque existe un pequeño (muchas veces menor del 10%) riesgo de que sea maligno. Sin embargo, cuando les recomiendas una intervención para la obesidad, que les está causando dolores articulares, hipertensión o diabetes y que les multiplica el riesgo de cáncer o infarto, le dan una y mil vueltas antes de decidirse.